sábado, septiembre 9

La duodécima sesión de hipnosis terminó; la chica que le amurallaba sus manos en el rostro casi suplicándole, es ahora quien destruye su autoestima cada día, ella, que no se pertenece a si misma, aprisionada en esos celos taciturnos adheridos a la columna vertebral. La guerra psicológica ha llegado a un extremo tal que él no la reconoce. Ya no sabe quien es, quizás no se atreve a juzgarse, el ha terminado por amar al enemigo, quien le critica, vigila, ridiculiza, acusa, culpa, interrumpe, malinterpreta, recibiendo a diario el tratamiento silencioso que le aniquila poco a poco “ al fin y al cabo, me perteneces, soy tu mujer”, quien lo diría, Norma, la universitaria que al principio se reía amigablemente de su poco acierto en el vestir y de su aparente seriedad, de su torpeza de niño grande como si ya fuera el preludio del averno del que ahora es participe; Aún así, a ella le gustó su manifiesta inocencia, que el solía acompañarlas con guirnaldas de palabras de escritor fracasado en las que ella descansaba junto a su regazo, “lo mas bonito que un hombre me ha dicho nunca”. Ahora la convivencia bajo el mismo techo destruye y aniquila, y detrás de las puertas se agazapa la locura, la que le hace frecuentar esas sesiones de hipnosis que son el resultado de una vida quebrada con la que él empieza a identificarse, nada similar a la liturgia de la palabra que los unió hace ya cuatro años, “serán los dos una sola carne”, dijo imperturbable el Antiguo Testamento, después de que ella hubiese atravesado, cogida del brazo militar de su padre, el pasillo central de la iglesia acompasando sus limpios zapatos blancos con los acordes del Lohengrin. El reconoce en el enemigo a su mejor amigo, el que vigila sus correspondencia, el que controla sus entradas y salidas, pues prometió “serle fiel en las alegrias y en las penas, en la salud y en la enfermedad”...

7 Comentarios:

Blogger Karolina dice...

Pasaba a agradecer tu visita a mi blog y me encuentro con este interesante relato. Un gusto.

Saludos,
Karolina

3:10 a. m.  
Blogger Nazareno dice...

Es increible, pero cierta gente elige la prision y la tortura como forma de vida, tal vez, pensando que es un purgatorio gracias al cual llegaran al paraiso en vida.

Pues no.

El amor se construye con codigos entre los dos... pero tambien se construye el desamor de la misma manera.

Que sofocon me da tu texto, ya me siento ahogado!

7:02 a. m.  
Blogger Claudia dice...

que buen relato, me quede con una sensación extraña, como de prisión, de encierro, de estar atrapada yo en el texto... volveré a visitarte,
saludos

12:36 a. m.  
Blogger LOLA GRACIA dice...

Uhmmm tengo un amigo en similar situación a la del relato. Son cosas que pasan.

6:41 a. m.  
Blogger Rafael dice...

Quisiera agradeceros los comentarios, y lamento que mi primer texto sea asi...vaya, que la próxima vez será mas alegre.
Mis saludos a "La revolución de las costillas", "Nazareno","Amanda", y "Lola Gracia".
Que esteis bien.

8:46 p. m.  
Blogger El Bosco dice...

la desesperanza tammbién puede tener su encanto. Al menos, existe y tenemos que aceptarla como compañera de viaje.
Pero Rafa, tus letras estupendas, como siempre.Veo que regresas con fuerza.
Un abrazo

12:52 a. m.  
Anonymous Anónimo dice...

Tremendo... lamentablemente me suena bastante el tema, y tengo que decirte que lo has bordado, lo escribes tan desde dentro, que pone la piel de gallina... hoy me parece increíble que yo pasara por algo parecido, afortunadamente¡
Me ha encantado

7:38 p. m.  

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