La pecera
domingo, septiembre 24
sábado, septiembre 23
"EL AMOR"
Menudo temita me ha tocado...
Se ha escrito tantísimo sobre el amor, ¿verdad?
Mírame.
Aquí estoy, delante de este escaparate, pensando en ti. Aunque eso no es del todo cierto porque... no es que piense en ti, es que vives en mi mente haga lo que haga.
¿El amor? ¿Qué es el amor?
Debe de ser esto... Si hay algunas frases que lo describan, deben ser las que ahora pienso...
Me miro. Me veo. Y veo lo que llevarte en mi interior provoca en mi exterior... Estos ojos brillantes, este estado de paz revuelta, esta sonrisa tonta que aflora por ti a todas horas...
Debe ser esto, amigos míos:
Sentirse, que no tener.
Sentirse un orgasmo continuo, incesante, que camina por la calle y mira su reflejo en los escaparates. Y ve su imagen entremezclada con la del ser que ama.
viernes, septiembre 22
aquellos que nunca se esforzaron por nada
confundir lo más importante con lo despreciable
¿Por qué usas faldas largas?
Relacionado con no usar calzones
no bajar el agua para fastidiar al que sigue
los altercados personales son más comunes pero tal vez menos intensos (depende del dominador)
los ratones somos los que sostenemos muchos ecosistemas (incluyendo a los no quebrados, no pobres), todas las familias que conozco "ratones" claro está, tienen de a 20 caliches en promedio... bueno, eso es cuento viejo...
nos llamaban los blandos, los piel rosada
cualquier cosa no controlable nos altera y enferma
(no quiero deprimir con el historial de mis familias)
e contaba un ratón amigo: “amigo, siempre he tenido caos, mental y físico pero la presencia de ella me alivia, me trasciende, mi yo se desvanece y soy otro que yo mismo no conocía”
aún conserva su primera sonrisa, sus dientes de leche…
el poder de comprender a los demás, de elegir
fue el principio del “cambio”
todo el clan se arruino, esas risas escondían una gran tragedia interna
a nuestra preciosa rata nunca la enseñamos a manejar perdidas
de repente su visión del mundo se torció, se enloqueció
mordía a cualquier rata que se le acercara, abría sus ojos llenos de furia e inyectados de sangre, chirrió a mas no poder con instinto asesino, y en uno de sus desvaríos empezó a culpar.. .
ahora solo baila al son de su propia melodía
ahora habla mucho y repite mucho “ambición” y “justicia”
ahora habla de expandir y dominar tierras nuevas….
fueron extrañadas
y de manera abyecta procedimos a hacer lo que creímos era lo mejor
y qué creímos que era?
otros momentos
ya que cambio lo que considera más importante, nuestra rata volvio a cambiar
entonces dijo - estoy feliz porque volvi a llorar
conocimiento como paños de agua tibia
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Heterocephalus glabe
ideas fusiladas de por ahì
imagenes bajadas de internet
martes, septiembre 19
Hoy fue una buena mañana de primavera, de esas que invitan a destapar un vino en algún parque.
La brisa era suave, y la mirada de ella hermosa. Entonces decidí matarla.
“Decidir” lo que pasó fue por un arrebato, eso es claro, pero no resto mis intenciones con esto, para nada, soy adulto y tomo mis responsabilidades cuando me caben.
Ustedes me entenderán. Yo sé que sí.
Era hermosa. Jovial, alegre, plagada de buenas intenciones. Y yo la maté.
El por que me lo guardo para mí, y tal vez se lo cuente a la justicia por que sé que ellos también me entenderán. Solo les contaré como fue (y si insisten, entonces y solo entonces contaré por que).
Fuimos temprano, preparamos un desayuno estilo camping, y al llegar a la reserva natural de Buenos Aires buscamos un lugar oculto entre algunas matas de modo que extendimos el mantel que jugó un poco con la brisa vespertina y quedamos ocultos entre todas estas matas color arena, entre las cuales sobresalía el verde de una caña de bambú. Era rara verla ahí, tan sola, tan fuera de lugar… indudablemente una señal. Por suerte llevé mi navaja; y recostado contra una piedra, casi por acto reflejo, la arranqué y le di filo a uno de sus extremos… típico de un ex boy scout.
Terminó el desayuno, pero comenzamos a hacer el amor sobre panes, mermeladas, se volcó un poco de jugo… y estuvo bien. Vamos, estuvo muy bien, como casi siempre. Seguimos haciéndolo por algunas horas más.
Ya la tarde iba cayendo - en poco vendrán a echarnos – pensé, pero estábamos muy ocultos así que nadie nos encontraría después de todo. Todo el vino que teníamos ya había terminado, y las conversaciones también.
Ella estaba desnuda junto a mí, en la fresca brisa de la primavera. Su mirada cómplice y desconfiada, su boca picara y burlona, y su cuerpo, avejentado por amor. El sol moría, se deshacía en sus ojos color miel, llenos de la hipocresía más dulce que jamás haya contemplado. En ese momento yo acariciaba mi caña de bambú, trabajada como una pieza maestra, elevé todo el largo de mi cuerpo, alcé al cielo mi hermosa caña de bambú, vi su punta destellar con los últimos rayos de sol, de reojo vi una mueca cómplice en su boca y sin titubear di la primera de las estocadas, justo en el cuello… sus ojos se abrieron, gigantes, su primera sangre salto a mi encuentro, efusiva, como ella. A esa siguieron muchas más, ella ni siquiera gimió…
Su cuerpo yace, inerte, frío, blanco… no cerré sus ojos por que quise que me viera. Aun si sus ojos se apagaron con el sol.
Yo tengo mi caña de bambú conmigo, también el resto de la comida de hoy. Solo espero que me vengan a buscar.
Pero aviso, mañana, no voy a trabajar.
miércoles, septiembre 13
Lo tenía entre sus manos. Un bocata de jamón. Ni tomate, ni aceite. Sólo pan y una triste loncha de jamón.
Dejando escapar un suspiro le hincó el diente. Siempre había sido una persona de esas a las que se le dicen que enfermará por su manera de engullir, por no masticar la comida.
Y ahora… cómo es la vida! Ahora perdía la cuenta en el número cien. Así creía engañar a su estómago . Ese que no hacía otra cosa que rugir día y noche.
No le culpaba, claro que no, cualquier estómago gritaría de esa manera si su mayor manjar era eso, un triste bocata de jamón. Y lo peor es que ni siquiera era del bueno! De esos que por ahí llaman “de pata negra”. No , era una triste y delgada loncha de esos que venden en los hiper lo más barato posible; una de esas marcas que, cuando te metes la loncha en la boca, dudas si le quitaste el plástico que la envolvía o no.
Sentada en el banco de siempre ya hiciera sol, nevara, helara o cayeran chuzos de punta. Hoy tuvo suerte, hoy lucía el sol. Y así, degustando su bocata de jamón en plena calle recordó tiempos mejores. Recordó cuando de cría se escondía la comida que no quería en los bolsillos para deshacerse de ella cuando mamá no la miraba.
Ahora ella era la mamá. Ahora podía comprender lo que costaba conseguir esa comida. Y ahora se preguntaba qué estaría haciendo su pequeña, se preguntaba si como ella tiraría el filete que en ese preciso instante tendría en su plato.
Volvió a mirar su bocata, un triste bocata de jamón que, cuando llegase a casa y le preguntara su pequeña por su “comida de negocios”, tendría que conseguir transformarlo en caras gambas, deliciosos solomillos y magníficos tiramisús.
”Bueno” – pensó – “ no alimentaré mi estómago, pero al menos tendré que alimentar mi imaginación” . Y con una sonrisa en los labios miró el bocadillo y creyó percibir el olor de los jamones que recordaba colgados del techo de la cocina de casa de mamá.
martes, septiembre 12
SituacioneS
A veces, me parece que
todo lo que pasa por la
noche, cuando en teoría
no me doy cuenta porque
sueño, no sea real...
Luego me duermo y me
doy cuenta que no estaba
soñando sino que eres real...
sábado, septiembre 9
La duodécima sesión de hipnosis terminó; la chica que le amurallaba sus manos en el rostro casi suplicándole, es ahora quien destruye su autoestima cada día, ella, que no se pertenece a si misma, aprisionada en esos celos taciturnos adheridos a la columna vertebral. La guerra psicológica ha llegado a un extremo tal que él no la reconoce. Ya no sabe quien es, quizás no se atreve a juzgarse, el ha terminado por amar al enemigo, quien le critica, vigila, ridiculiza, acusa, culpa, interrumpe, malinterpreta, recibiendo a diario el tratamiento silencioso que le aniquila poco a poco “ al fin y al cabo, me perteneces, soy tu mujer”, quien lo diría, Norma, la universitaria que al principio se reía amigablemente de su poco acierto en el vestir y de su aparente seriedad, de su torpeza de niño grande como si ya fuera el preludio del averno del que ahora es participe; Aún así, a ella le gustó su manifiesta inocencia, que el solía acompañarlas con guirnaldas de palabras de escritor fracasado en las que ella descansaba junto a su regazo, “lo mas bonito que un hombre me ha dicho nunca”. Ahora la convivencia bajo el mismo techo destruye y aniquila, y detrás de las puertas se agazapa la locura, la que le hace frecuentar esas sesiones de hipnosis que son el resultado de una vida quebrada con la que él empieza a identificarse, nada similar a la liturgia de la palabra que los unió hace ya cuatro años, “serán los dos una sola carne”, dijo imperturbable el Antiguo Testamento, después de que ella hubiese atravesado, cogida del brazo militar de su padre, el pasillo central de la iglesia acompasando sus limpios zapatos blancos con los acordes del Lohengrin. El reconoce en el enemigo a su mejor amigo, el que vigila sus correspondencia, el que controla sus entradas y salidas, pues prometió “serle fiel en las alegrias y en las penas, en la salud y en la enfermedad”...