FEO
- Eres feo – dijo Ely mientras comía su helado
- ¿De verdad consideras eso?
- Claro, eres feo – dijo, luego cogió el barquillo y lamió el helado que ya se le estaba derramando – tu hermano por ejemplo, él si es guapo.
- ¿Y que consideras que es la belleza? – dije inclinando la cara y comiendo más despacio
- Los rasgos, los tuyos no son tan finos.
Me llevé el helado a la boca, mientras observaba las mesas del costado. Intentaba descubrir si alguien estaba escuchando esa conversación o si el volumen de su voz era alto para mi sensibilidad.
- ¿Te pasa algo? – me dijo
- No nada.
- No te sientas mal por lo que te he dicho, si eres feo eres feo, no puedes hacer otra cosa, tienes que aceptar nomás. Tu belleza esta en tu mirada, que da vida, pero de cara eres feo.
- Mi mirada, y de que me sirve mi mirada si dices que soy feo, así como tú cuantas chicas habrán que no se fijen en mí.
- Pero yo soy yo y las otras son las otras. Por ejemplo, tengo una prima que le gustan los feos. Su enamorado es moreno y gracioso y ella es gringa. Viven felices.
- Eso quiere decir que se consiguió su payaso
- No quise decir eso...
- Entonces, que me quieres dar a entender, que los feos tenemos que ser morenos y graciosos para estar con una chica bonita.
- Bueno, es que a veces se da así. Que quieres que te diga, que te mienta, si eres feo eres feo, se orgulloso de eso, quizás tus atributos sean otros y no esos, si no eres bonito que problema hay.
Ely me observó, dejó el barquillo que le había sobrado a un lado, se cogió la cara y me dijo:
- Además, tu eres femenino, es decir, hombre por dentro pero femenino por fuera,
- O sea que dices que aparte de ser feo soy maricón
- No dije eso, sólo parece, yo creo que tú te quiere levantar a todas.
- Y porque me lo das a entender entonces.
- Yo no soy, es mi mamá, el otro día cuando fuiste a mi casa me preguntó si eras gay
- ¿Y tú que le dijiste?
- Que no pues, que tú eres hombre…aunque cuando bailas…no sé.
- ¡dímelo!
- Bailas moviendo las caderas, muy femenino, es algo que te sale natural.
- Es porque soy artista y a veces me muevo así.
- Esta bien, pero cambiemos de tema porque no quiero hacerte daño.
Ely me miró y de inmediato cogió su celular, estaba pendiente de que su novio la llame, y yo, un poco ofuscado por la conversación me levanté y le dije.
- Creo que es mejor que nos vayamos.
- Si, creo que es lo mejor – me dijo también.
En el camino hacia su casa Ely me cogió del brazo. Avanzamos lentamente.
- No te amargaste verdad.
- ¿Tú que crees?
- Creo que si – se aferro más fuerte a mí brazo y me dijo – yo te considero mi mejor amigo y no te puedo mentir, en verdad te veo feo.
- ¿Y a mi hermano no verdad?.
- El es guapo.
Me vinieron muchas imágenes de pequeño, las veces en que peleaba con mi hermano y el me decía mounstruo. Siempre se creía el más guapo, tenía a las mejores chicas y yo, menos blanco y más gordito, lo observaba y no podía hacerle nada. El era unos años mayor que yo y sus palabras me dolían en el alma. Siempre me dijo que yo era feo y que no servía para nada. Palabras que se reforzaron en mi etapa escolar cuando me enfrentaba a los supuestos lindos de la clase. Once años estudiando en un colegio donde un grupo te quería marginar y la misma cantidad de años al costado de un hermano que lo único que hacía era bajarte la autoestima había hecho de mi aquella persona que no tenía valor para enfrentarme a una chica.. Pero ya todo había concluido y sentía que Ely era la llaga que revivía la herida.
- Porque lloras José, no te habrás sentido mal por lo que te he dicho.
- No Ely, es que siempre todo ha sido así, siempre la belleza, como si eso marcara el destino ¿Qué pasaría si mañana me hago una cirugía y cambio esta nariz de gancho por una respingada? ¿Qué pasaría si me vuelvo blanco y ya no soy moreno?, que pasaría si me hago la lipo y me quedo sin rollos ¿eso me va a hacer más bello? ¿a que belleza se refiere el mundo? ¿de que sirven los genes si la persona por dentro esta podrida?
Ely me observaba y me apretó más fuerte el brazo.
- Es que no siempre le vas a gustar a alguien y eso no lo cambia ni los genes ni la lipo ni nada.
- Pero que cambia tu autoestima, que cambia todo lo que te dicen - empecé a llorar más fuerte mientras caminábamos – de que sirve ser bello si no vales nada – levanté uno de mis brazos y me sequé los ojos rápidamente – en china la mujer es bella mientras más pequeño tenga el pie, todo es cultural, absolutamente todo.
Ely me miró y me acarició el cabello, ella era blanca, de ojos verdes, cabello castaño y un cuerpo agraciado. Fuimos avanzando, ya estábamos cerca de su casa, las calles estaban vacías y de vez en cuando pasaban algunos vecinos observándonos del brazo, ¿Qué hacía una chica tan linda del brazo de un feo? Seguro pensaban eso. Cuando llegamos a la puerta de su casa, Ely me soltó, me dio un beso en el cachete y me dijo.
- No te sientas mal por lo que te he dicho, para mi eres el feo más hermoso de todos.
La observe, asimilando en sus palabras mil años de angustia, de complejo y de estereotipo y no me quedó otra que, con los ojos hinchados, sonreírle y asentir con la cabeza. Era feo y mi hermano siempre tuvo razón.
Caminé hacia mi casa, con lágrimas aún en los ojos y no pensé en ningún momento en matarme ni nada por el estilo. Lo único que hice fue abrir la puerta de mi departamento, me acerqué al espejo y comprobé que aunque sea bonito para mí, para la sociedad era el hombre feo más amanerado de la historia y no podía contra los estereotipos de la gente.
Me alejé del espejo y me lancé en la cama, nunca más pensaría en acercarme a chicas bonitas, nunca más sería aquel galán que conquistaba con la mirada, nunca más sería aquel hombre interesante que yo pensé ser. A partir de mañana, como me lo habían dado a entender mil voces por medio de Ely, sería el hombre feo acoplado a la sociedad, el hombre feo, que no tiene más remedio que vivir para siempre con una fea, o quizás, si es que la sociedad lo permitía, ser ese payaso que hacía reír a alguna rubia despintada.
Para eso hemos nacido los feos, para eso nada más.
Joan Manuel Flórez Estrada